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Circulación: Es una práctica cultural de movimiento, de propagación y/o de distribución de elementos culturales e informacionales de cualquier tipo (con materialidades que pueden ser diversas) a través del tiempo y del espacio gracias a medios (digitales y/o analógicos), en la que generalmente los elementos se desplazan de unos puntos a otros, con interconexiones. Como las circulaciones dependen de los circuitos y sus características (Appadurai), en el ámbito postdigital, por sus características, se entiende especialmente como una práctica cuya dinámica implica a los usuarios de la red de transmisión actuando como prosumidores, reproductores, replicadores, republicadores o multiplicadores de la información, en definitiva como copartícipes de la difusión, gracias a la cultura y práctica del “compartir” y de la reacción (en forma de respuesta, de reenvío o de valoración). Cuando el elemento se expande de forma masiva, se denomina viralización. Esta dinámica concreta de la circulación participativa se convierte en una práctica de legitimación y de validación o valoración. Tal y como indica Jenkins, este modelo participativo indica una inclinación de la balanza hacia la circulación frente a la distribución (de uno a muchos), aunque se puede decir que se combinan ambas tendencias en la circulación actual postdigital. Como indican algunos críticos la circulación entraña ahora un potencial de que los flujos de circulación se muevan “con vida propia” (Porter en Gries 9) y en lugar de una distribución puntual (organizada en momentos concretos), la dinámica esté organizada como un continuo flujo constante y siempre e instantáneamente accesible (Warner en Gries 9). Su función es esencial para la recurrencia y la repetición, para poner de nuevo las cosas en órbita que es precisamente el sentido etimológico de reciclar. [Ejemplos de circulación son la fotografía de Ai Weiwei (ítem 318), #Dante2018 (ítem 336) o El poema viral (ítem 339) o Hastío (ítem 345)]. Miriam Llamas Ubieto |
