Eos/Aurora

Carro de Apolo rodeado por las Horas y precedido por la Aurora

Túnica color azafrán y coronas de rosas

Guido Reni

Boloñesa

Barroco / 1613-1614

Pintura al fresco

280 x 700 cm.

Casino Rospiglioso, Palazzo Pallavicini, Roma

Homero, Ilíada, viii.1, xxiv.695, Nono de Panópolis, Dionisíacas, xxvii.1 y sig.

La Aurora, pintada por Guido Reni para el techo de la sala central del pabellón del jardín del romano Palacio Pallavicini, conocido desde entonces como Casino de la Aurora, fue encargada por el cardenal Scipione Borghese. El gran fresco se encuentra enmarcado a modo de quadri riportati en estuco dorado, disponiéndose en los lados menores los céfiros soplando para despejar las sombras de la noche. Representa a Apolo en su carro conduciendo sus caballos de fuego y rodeado por las Horas, personificaciones femeninas con vaporosas túnicas que dejan ver parte de su anatomía mientras avanzan, cogidas de la mano, con pasos ligeros, midiendo el tiempo de forma armoniosa, entre las nubes donde queda envuelta la composición. Sobre las cabezas de los corceles celestes, un putto alado con una antorcha en sus manos representa a Venus, la estrella de la mañana y precediendo el cortejo la Aurora, vestida con túnica color azafrán, como la describe Homero en la Ilíada, y con coronas de rosas en sus manos, se desplaza entre nubes doradas, reflejo resplandeciente del astro solar, derramando una lluvia de rosas sobre la tierra que se transformarán en rocío, el cual comienza a posarse sobre el paisaje del amanecer representado en la parte inferior derecha.
La composición, muy clásica, parece inspirada en los relieves romanos al disponerse las figuras en forma de friso donde hay poca concesión a la perspectiva. De hecho, el carro de Apolo parece tomado de la cuadriga del dios representada en el Arco de Constantino.
La figura de la Aurora, el movimiento de los caballos y la representación de la estrella de la mañana crean una diagonal que imprime un ritmo ascendente a la composición, caracterizada por su dinamismo. Por otra parte, el colorido es brillante, con destellos de luz que inciden en algunas figuras.

La obra de Guido Reni gozó de gran fortuna en los siglos XVIII y XIX, siendo copiada, entre otros, por Augusto Ratti en 1858, óleo que se conserva en la Governement of Ontari Art Collection.

Laura Rodríguez Peinado