Vertumno y Pomona

Vertumno abraza a Pomona

Zapato

Pieter Coecke van Aelst (1502-1550)

Flamenca

Renacimiento, ca. 1548

Tapicería en lana, seda e hilos metálicos

425 x 503 cm.

Patrimonio Nacional, Madrid
Serie 17

Ovidio, Metamorfosis, libro XIV.

En esta colgadura, la última de una serie de ocho tapices, se teje el episodio que pone fin a la historia de Vertumno y Pomona, como se narra en las Metamorfosis de Ovidio. Vertumno, dios de las estaciones y del paso del tiempo, se enamora de Pomona, diosa de los jardines, las frutas y las cosechas. Para ganarse su corazón, visita su jardín con varios disfraces. Pomona desdeña su presencia hasta que, finalmente, se muestra como una anciana y le cuenta la historia del trágico amor de Ifis y Anaxárete, la cual ablanda a Pomona y acepta el amor de Vertumno que, vuelto a su ser, sella su amor con un abrazo.
La escena transcurre en un jardín a modo de exedra donde los protagonistas se sientan, con actitudes elocuentes, en un banco con un bello dosel tejido, cobijados por imaginativas pérgolas soportadas por cariátides y columnas que conforman una clásica arquitectura que deja ver, como telón de fondo, un frondoso bosque. En primer plano, el zapato de la diosa centra la composición, como símbolo de vínculo y de fertilidad.
Las borduras simulan marcos de metal y esmalte, adornadas con motivos vegetales entrelazados y cartelas con escenas amorosas.
La variedad cromática y riqueza del material hace de estas piezas obras suntuarias codiciadas como signo de prestigio y poder.
Esta serie se realizó en Bruselas, en el taller de Willem Pannemaker.

En Patrimonio Nacional se conservan tres series con este tema y realizadas en el siglo XVI a partir de los mismos cartones, las numeradas como 16, 17 y 18.
La serie 17, a la que corresponde este tapiz, presenta la misma bordura que la serie que se conserva en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Véanse los objetos digitales 844 y 848.
En un principio el lugar destinado para estas colgaduras, por la sensualidad de la historia, fueron los dormitorios.

Laura Rodríguez Peinado