Localización (Institución, Colección):
Musée du Louvre, Ma 4873.
Descripción:
Esta escultura realizada en mármol representa a Némesis como diosa garante del imperio romano, no sólo de la venganza y de la justicia retributiva. La divinidad aparece estante, vestida con un chitón con apoptygma y abierto en la parte delantera. La presencia de grandes alas que nacen de su espalda es una novedad que se observa a partir del periodo helenístico. Pausanias intenta explicar esta innovación en su iconografía a través del papel que desempeña el pequeño Eros (siempre alado) en ciertos mitos en los que el orgullo desmedido de los mortales o el amor y desamor desatan la ira de Némesis (ver objetos digitales 813-815). No obstante, es posible que las alas aludan a la ubicuidad de la diosa, ya que ningún acto impío escapaba su juicio y castigo: es por ello que recibe el epíteto de “adrasteia” (“nadie escapa” en griego).
Némesis sujeta con su mano izquierda la rueda del destino, atributo que tradicionalmente se asociaba a Tique/Fortuna. Sin embargo, Némesis vigila que los dones generosamente otorgados por esta divinidad, hayan sido distribuidos de manera equitativa entre los mortales, y es por ello que, por asimilación, ese atributo pasa a formar parte de la tradición icónica de Némesis. La rueda, a su vez, apoya sobre un pequeño altar, alusión quizá a los rituales que se desarrollaban en honor a la divinidad.
La diosa levanta con su mano derecha un paño de su vestimenta a la altura del pecho para escupir en él, símbolo apotropáico que se generalizará en su iconografía (ver objeto digital 817). Con el pie izquierdo, Némesis se apoya sobre una pequeña figura antropocéfala que simboliza su triunfo sobre el enemigo, detalle que aparece a partir de época trajanea. Esta iconografía está íntimamente relacionada con el triunfo del emperador: por tanto, es posible que la iconografía de Némesis alada deba entenderse como una suerte de Niké/Victoria asociada a la esfera del poder militar. Según algunos autores, el gesto de “pisar” a enemigos postrados provendría de Egipto, en donde pequeñas figuras abatidas implorando al faraón reflejaban el poder de la máxima autoridad política.
Aunque en Egipto se han hallado varios testimonios del culto a Némesis de época prerromana, es a partir del s. II d. C. cuando numerosas esculturas atestiguan la asimilación de la diosa al poder imperial. La presente estatuilla se halló cerca del Delta del Nilo, en Samannoud y fue ofrendada por Ptollanubis según reza la inscripción en la base. La bella escultura ha sido sólo tallada en detalle en la parte delantera, por lo que es posible que estuviera situada en la hornacina de un santuario, ya sea dedicado a esta divinidad o al culto imperial.
Otra estatuilla de Némesis muy similar a esta y también procedente de Egipto – pero de menores dimensiones – se halla en el Getty Museum: la iconografía es muy similar, la diosa aparece alada, escupiendo en el paño de su vestido, derrotando al enemigo, sosteniendo la rueda de la destino que aparece apoyada sobre un orbe, el cual a su vez descansa sobre un pequeño altar. En este caso, el rostro de la diosa parece ser un retrato de Faustina, esposa de Antonino Pío, en el que se presenta como protectora del imperio.
Observaciones:
La presencia de alas en las representaciones de divinidades pertenecientes al panteón griego y romano suele connotar velocidad, omnipresencia y fugacidad. Si aparecen en mortales, daimones u otros seres, refieren a una íntima relación con los dioses.