Atributos iconográficos:
Belleza; espada desenfundada
Autor:
Pintor del Inframundo
Período/Cronología:
330-310 a. C.
Soporte y técnica:
Crátera de figuras rojas
Localización (Institución, Colección):
Munich, Antikensammlungen.
Fuentes primarias:
Apolodoro, Biblioteca, I, 3, 2; 9, 16; 25; II, 5, 12; III, 10, 6; Apuleyo, Metamorfosis, IV, 28 a VI; Ilíada, III, 236; VIII, 366; Odisea, XI, 298, 593-600; 623; Pausanias, III, 18, 13; 25, 5; Hesíodo, Teogonía, 311; 769, Ovidio, Metamorfosis, VII, 408, X, 8; Virgilio, Eneida, VI, 417; Georgicas, IV, 453; Diodoro Sículo, I, 96; III, 65; IV, 25, 1; 26,1; V, 77; Higinio, Fabulae, 14, 161; 31; Jenofonte, Anábasis, VI, 2, 2;, 24, Platón, Gorgias.
Descripción:
Numerosas fuentes literarias describen al Inframundo como un sitio infranqueable, al que sólo accedían los muertos. Allí, gobernados por Hades y Perséfone, las almas de los fallecidos transitaban una existencia gris. Sin embargo, con el tiempo, este reino impenetrable se fue poblando de diversas divinidades ctónicas, relacionadas con la muerte pero también con el castigo, el suplicio y la regeneración. A su vez, varios héroes intentaron traspasar las puertas del Hades para conversar con familiares o amigos, o recuperar a seres queridos. Esta hidria constituye un catálogo visual de gran importancia para comprender la tradición icónica de estos mitos.
La composición se organiza en torno a la escena central, donde se encuentran Hades y Perséfone (ver objeto digital 433 perteneciente a la iconografía de Hades). Ambas divinidades infernales se hallan en su palacio, una suerte de templete de orden jónico que enfatiza la jerarquía divina y soberana del Inframundo. Alrededor de esta escena, se alternan (de derecha izquierda a derecha) las representaciones de Orfeo, Cupido y Psique, Sísifo, Hércules, el Tribunal de Radamantis, Éaco y Minos y, por último, los Dioscuros junto a Némesis.
La presencia de Némesis junto a Castor y Pólux no es sólo una referencia al linaje de la hermanastra de los Dioscuros, Helena de Troya (ver objetos digitales 813-815), sino también una alusión a la naturaleza vengativa de la diosa. Según algunas tradiciones literarias, Némesis era hija de la Noche o de la Noche y Érebo, ascendencia que la une a las divinidades asociadas a lo tenebroso. Es, por tanto, hermana de las personificaciones de la maldición, la muerte, el sueño, la culpa, la miseria, la envidia, así como también de Keres (espíritus femeninos de la muerte violenta), y está relacionada con las Moiras y Erinias. Némesis se convierte, por tanto, en una divinidad fatal, que juzga el exceso de felicidad y orgullo entre los mortales. En esta escena, la diosa aparece sedente, bellamente representada con un largo chitón y ricamente enjoyada con collares, pulseras y perlas en el tocado que orna su cabello. En su mano derecha sostiene una espada y en la izquierda la funda de la misma. A partir de este momento, la espada se convertirá en un atributo habitual de Némesis, relacionada con su potencia justiciera y vengativa.
Observaciones:
El estilo del llamado “pintor del Inframundo” destaca por el horror vacui, ya que gusta de cubrir la superficie de los vasos con numerosas figuras de pequeño tamaño. Considerado aprendiz del pintor Darío, ambos artistas son actualmente considerados como grandes exponentes de la escuela apulia.
Autor de la ficha:
Claudina Romero Mayorga