Localización (Institución, Colección):
The Art Museum, Princeton University
Fuentes primarias:
Homero, Ilíada IV, 1-4; V, 719 ss.; V, 899 ss.; Pausanias, Descripción de Grecia, II, 13, 3; Cicerón, De Natura Deorum 1, 112.
Descripción:
La decoración externa de esta copa de figuras rojas muestra el conocido episodio de Hércules y Aqueloo, es en el tondo donde se muestra a un hombre barbado con una copa que se dispone a llenar una mujer. Esta escena ha sido interpretada como una visión de Zeus servido por Hebe en su función de copera de los dioses, en un momento anterior, por tanto, a que el propio Zeus destinara a este cometido al joven Ganimedes (Archivo Beazley nº 275385).
El dios, barbado y de larga cabellera, se viste con una túnica que deja al descubierto su torso y se sienta en un taburete apoyando indolentemente su mano izquierda sobre un alto cetro que simula una vara de aspecto vegetal. La majestad de la figura evoca, ciertamente, la presencia del Crónida. Con la diestra ofrece la copa a una mujer, situada de pie frente a él. Ésta, que ha sido identificada con Hebe, se muestra ataviada con un peplos plisado sobre el que se envuelve un amplio manto que sujeta con su mano izquierda; lleva el cabello recogido y cubierto y se concentra en escanciar el néctar contenido en un bello oinochoe. La temática resulta particularmente apropiada para la decoración interior de esta copa, destinada a ser usada en los banquetes como recipiente para el vino.
Esta función de la diosa Hebe como servidora de los dioses ya es descrita por Homero en la Ilíada: Los dioses celebraban asamblea sentados junto a Zeus sobre el áureo pavimento, y en medio de ellos la augusta Hebe escanciaba néctar. Con áureas copas brindaban unos con otros, contemplando la ciudad de los troyanos. (Homero, Ilíada IV, 1-4). La escena ilustra la que ha sido considerada principal función de la diosa Hebe, escanciadora del néctar, hasta que fue sustituida por Ganimedes. La confusión entre estos dos jóvenes, empleados en atender los banquetes de los olímpicos fue tal que Pausanias (II, 13, 3) afirmaba que la diosa recibió culto en una arboleda sagrada en Filio bajo el nombre de Ganimeda o la hembra Ganimedes. A ambos se refiere también Cicerón describiendo su función alternativa en los ágapes divinos (Cicerón, De Natura Deorum 1, 112.).
En esta ocupación la diosa es representada como una joven que atiende sumisa la solicitud de su padre. Este arquetipo iconográfico no tuvo un gran desarrollo en la Antigüedad pues, al igual que en el mito, también en la iconografía Hebe estaba llamada a ser sustituida por el joven amante del Crónida; no obstante, la visión de la adolescente sirviendo a Zeus, como alegoría de la Juventud, tuvo un amplio desarrollo durante el Neoclasicismo asociada en este caso al águila, la manifestación zoomorfa del dios. Ciertamente, la imagen de Hebe como diosa de la Juventud se asocia con esta visión de la joven como, en palabras de Pierre Grimal (1981: 224), “criada” o “hija de la casa”, encargada tanto de servir el néctar como de atender a Hera (Ilíada, V, 719 ss.) o a su hermano Ares (Ilíada, V, 899 ss.).