Localización (Institución, Colección):
Conpenhage, Thorvaldsen Museum
Fuentes primarias:
Pausanias, Descripción de Grecia, 2, 27, 2
Descripción:
Thorvaldsen evoca en este bellísimo relieve su visión del dios de la medicina y de su hija Hygea, considerada como una personificación de la salud. Como corresponde a este maestro del neoclasicismo, la interpretación de esta escena entre padre e hija responde a modelos conocidos. En el caso de la imagen de Asclepio, el dios, sedente, recuerda la escultura monumental a la que se refiere Pausanias (Pausanias, Descripción de Grecia, 2, 27, 2) al describir la imagen de culto de su santuario en Epidauro. De acuerdo con su inventario, la mítica obra crisoelefantina de Trasimedes de Paros mostraba al dios sosteniendo una vara y acariciando la testa de una sierpe.
Aunque Thorvaldsen se inspiró sin duda en los relieves que imitaron esta obra en la Antigüedad, el escultor danés introdujo ciertas variaciones. En primer lugar, Asclepio no está sentado en un trono sino en lo que parece ser una robusta roca y adopta, en consecuencia, una postura relajada, retrasando un poco su pie izquierdo y apoyando su mano con indolencia sobre su cadera; una actitud muy alejada de la rígida imagen del dios sedente destinado a imagen de culto. Asclepio, ataviado con un manto que cubre su hombro izquierdo y deja al descubierto un torso de perfectas proporciones, aparece como un hombre maduro, barbado, que sujeta sus cabellos con una delgada cinta y calza unas sandalias anudadas.
Tal vez lo más interesante sea la reinterpretación que lleva a cabo Thorvaldsen del atributo iconográfico que caracteriza a Asclepio. La alta vara en la que se enrolla una sierpe se ha convertido, en esta obra, en una clava que recuerda modelos hercúleos y que el dios sostiene apoyada en tierra con su mano diestra. Como es habitual, el ofidio se enrosca de manera ascendente y sirve, además, como atributo de la hija del dios, Hygea. Esta última solía aparecer extrayendo el veneno del ofidio sobre una pátera, y así lo hace en esta obra al tiempo que sujeta suavemente con su mano izquierda al animal. Al igual que en el caso de Asclepio, Thorvaldsen se inspira para esta Hygea en modelos clásicos.
Esta visión conjunta sitúa en el centro de la composición el que ha sido internacionalmente instituido como emblema de la medicina, la serpiente enroscada en la vara. De este modo, Thorvaldsen reúne en torno a esta enseña a las dos figuras divinas, Asclepio, dios de la medicina, e Hygea, personificación de la salud, construyendo una bella alegoría de la sanación.