Dioses Primigenios y Titanes:
Tetis/Thalassa
Tema:
Tetis emergiendo del mar
Atributos iconográficos:
Ketos marino, remo, alas en las sienes y orejas de bóvido (¿?)
Escuela:
Imperio romano de Oriente. Provincia de Arabia Petrea
Período/Cronología:
Segunda mitad del siglo II o principios del siglo III
Soporte y técnica:
Mosaico polícromo en Opus Tesselatum
Dimensiones:
1.85 × 2.32 m.
Localización (Institución, Colección):
Museo Nacional de al-Suweida (Siria). Inv. 512
Fuentes primarias:
Hesíodo, Teogonía, 133 y ss. y 337 y ss.; Ilíada, XIV, 210, 246, 302; XXIII, 205; Odisea, XI, 13, 693 y XII, 1; Himno a Demeter, 418 y ss., Píndaro, V, 2 y Pítica, IX,.14. Esquilo, Prometeo encadenado, 136 y ss., 793 y ss., Apolodoro, Biblioteca, I, 1,3 y 2,2, Apolonio de Rodas, Argonaútica, II, 1235, Diodoro Sículo, V, 66, Himnos órficos 22 y 83.
Descripción:
Exhumado en las termas romanas de la antigua Philippopolis, este fragmento de lo que acaso fuera un gran mosaico de tema marino, muestra el busto de la diosa Tetis inscrito en un clípeo formado por guilloche simple. Completan el conjunto cuatro amorinos (alados), que cabalgan a lomos de animales marinos fantásticos, también enmarcados por un motivo trenzado.
La titánide gira levemente su rostro hacia la derecha, sus facciones son amplias y tiene el cabello abundante y ondulado, de tonos grises, como el reflejo del agua; de sus sienes surgen dos pequeñas alas, alusiones a la brisa oceánica y sus orejas son similares a las de los bóvidos. Junto a la diosa, emerge una serpiente marina con prótomo de Ketos (monstruo marino), también de color grisáceo y un gran remo. La factura del rostro y la gradación lumínica es excelente, con calidad pictórica.
Los cuatro amorinos que completan la escena, ocupando las esquinas del conjunto, están representados en una escala menor (por jerarquía); dos de ellos, los situados en la parte superior, cabalgan sobre sendos delfines y sostienen fustas en su mano, mientras que los dos que ocupan los espacios inferiores, montan a lomos de animales fantásticos, un león y un caballo marino respectivamente y se aferran a ellos con sus manos. Aunque sus figuras no están tan pormenorizadas como la diosa, también muestran un notable interés lumínico.
Observaciones:
La aldea que vio nacer a Filipo el Árabe, después de que este se convirtiera en el primer hombre del Imperio (244 d.C.) fue reconstruida y ensalzada al rango de Colonia romana. Recibió por ello el nombre de Philippopolis. De sus ruinas destacan, entre otras estructuras, un templo, un arco de triunfo, una gran muralla con puertas ceremoniales, diversas domus y unas termas, de las que proceden magníficos mosaicos, de rica iconografía. Los baños públicos estuvieron situados en el Cardo Maximo, y ocupaban una superficie de unos 5000 m. En ellos existían piscinas, palestra, Biblioteca y diversas salas, todas decoradas con gran lujo, a base de placas de mármo, estuco y pavimentos musivos.
Autor de la ficha:
María Isabel Rodríguez López