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Objeto Digital 692
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Identificador:
 692
Nombre:
Nix y Hémera
Dioses
Dioses Primigenios y Titanes:
 
Nix y Hémera
Nombre:
 
Nix y Hémera
Tema:
 
La noche y sus hijos Éter y Hémera
Autor:
 
Henry Fuseli (1741–1825)
Escuela:
 
Romanticismo
Período/Cronología:
 
1810-15
Soporte y técnica:
 
Grabado
Dimensiones:
 
31'1 × 29'2 cm.
Localización (Institución, Colección):
 
Nueva York, Museo Metropolitano
Fuentes primarias:
 
Hesíodo. Teogonía, 123 ss.
Descripción:
 
La primitiva concepción cosmogónica helena destaca por su sugestiva complejidad; las personificaciones de elementos propios de la creación revirtieron en un esmerado detallismo que, en lo relativo al ciclo diurno, distinguió al Día (Hémera) del astro que lo generaba, el Sol (Helios), así como también diferenció a la Noche (Nix) de la Luna (Selene); e incluso, en un esfuerzo de abstracción por explicar la concepción primigenia del Universo, individualizó también la Oscuridad (Érebo) y la Luz (Éter). Estas personificaciones genéricas formaron parte de las divinidades primigenias, estrechamente relacionadas con el Caos que precedió al orden original. El origen de la creación parece ubicarse en una forma de Nada, de Aire, en definitiva, de intangibilidad caracterizada por una nebulosa orlada de negrura; este Caos primigenio generó a la Noche (Nix) y a la Oscuridad (Érebo). Pero de estas Tinieblas y del período del ciclo diurno que las contiene, la Noche, surgiría la Luz; por tanto, en la concepción cosmogónica descrita por Hesíodo, la Oscuridad contenía en su interior el germen mismo de la Luz, y la Noche, en una bella metáfora de un primer amanecer, era la encargada de alumbrar al Día. Así, Éter y Hémera, la Luz y el Día, son los primogénitos de la Noche y la Oscuridad, Nix y Érebo: “Del Caos surgieron Érebo y la negra Noche. De la Noche a su vez nacieron el Éter y el Día, a los que alumbró preñada en contacto amoroso con Érebo” (Hesíodo, Teog. 123 y ss.).
Este breve fragmento de Hesíodo inspiró a Henry Fuseli para el grabado objeto de este comentario. Aunque está inacabado, la composición triangular describe a la perfección la solícita protección de la Noche, que cubre y resguarda al Éter y al Día (Hémera) en su regazo. El manto que cubre a esta maternal Noche y que, desde la cabeza, se desliza sobre sus hombros, recuerda arcaicos modelos iconográficos en los que tanto Nix como Selene se caracterizan por el aura velificans, un manto flotante que simboliza el manto de oscuridad nocturna.
La anatomía del pequeño situado a la derecha del espectador, probablemente Éter, destaca por su desarrollada musculatura, más propia de un adulto. Llama también la atención la escala grandiosa de la Noche, sentada entre sus dos pequeños; esta grandeza, unida al gesto de acariciar y besar la cabeza de uno de ellos, subraya la dignidad de esta diosa que, por encima de todo, es caracterizada por Fuseli como una madre amantísima y protectora. Finalmente, la composición, enmarcada por unas sutiles sombras, emana un aire melancólico muy propio del Romanticismo.
Observaciones:
 
Metropolitan Museum, Accesion Number 63.517.4.
Autor de la ficha:
 
Mª Amparo Arroyo de la Fuente
Objeto Digital 692
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