Dioses Olimpicos:
Apolo/Febo
Tema:
Apolo tras haber dado muerte a la serpiente Pitón (Apolo Pitio)
Atributos iconográficos:
Larga cabellera , con tirabuzones, recogida sobre la frente en un moño o króbilo; arco (desaparecido)
Autor:
Copia romana de un original griego de Leocares (siglo IV a.C.)
Período/Cronología:
Período Clásico tardío/ copia romana del siglo II d.C.
Soporte y técnica:
Escultura de bulto redondo. Original griego en bronce; la copia romana en mármol
Localización (Institución, Colección):
Vaticano, Museo Pío Clementino
Fuentes primarias:
Himno homérico a Apolo; Calímaco, Himno a Delos; Calímaco, Himno a Apolo; Píndaro, Píticas III, 14 s.; Ovidio, Metamorfosis, I, 416 s.; 452 s.; III, 534 s.; Fastos, VI, 703 s.; Apolodoro, Biblioteca, I, 4, 1 s.; 9, 15; 3, 4; 7, 6 s.; II, 5, 9; 5, 2; III, 1, 2; 10, 1 s.
Descripción:
Esta escultura, considerada por muchos autores expresión de la suma belleza, y menospreciada por otros, por su frío academicismo, es una copia romana del siglo II d.C., de un original griego, en bronce, atribuido al escultor Leochares. Este artista, tenido por ateniense y del que se sabe que desarrolló su actividad profesional a mediados del siglo IV a.C., ha sido considerado un gran creador de dioses, quizás el único digno de mención de la antigüedad tardía. Trabajó con Bryaxis, Scopas y Timoteo en el Mausoleo de Halicarnaso.
El dios Apolo aparece representado en el momento en que acaba de vencer a la serpiente Pitón, después de asaetearla con sus flechas, por lo que, en ocasiones, se le ha citado como Apolo Pitio. Aunque no conserva el arco, su actitud permite imaginar que una de sus mortíferas flechas acaba de salir disparada del mismo, ya que el esfuerzo realizado se refleja en su musculatura y en el desplazamiento de su cuerpo, cuyo peso se traslada de una pierna a la otra. El añadido, en forma de tronco de árbol, en el que se enrosca una serpiente, apoyo obligado para el equilibrio de la estatua realizada en mármol, resta elegancia a la figura que pierde, en cierta forma, la esbeltez de sus líneas. Su aljaba cuelga del hombro izquierdo y la clámide, sujeta al hombro por una fíbula (detalle añadido del copista romano), vuelta sobre su brazo izquierdo y echada hacia atrás, es un elemento ajeno a la creación origina, pero de gran efectividad plástica. Los bellos pliegues de este amplio manto, demuestran, no obstante, la calidad artística de quien realizó la copia. Su hermoso rostro se ve coronado por una rizada cabellera que cae en tirabuzones sobre la nuca y se recoge en la parte superior de la cabeza en un króbilo, el nudo sagrado que también lleva Afrodita. En esta escultura se percibe un rasgo anunciador del barroco helenístico: la variedad de direcciones y la multiplicidad de puntos de vista. Pareja de este Apolo es la Ártemis de Versalles (Museo del Louvre), también atribuida a Leochares.
Famosas son las palabras con las que J.J. Winckelmann describió su impresión personal ante la visión de este célebre Apolo: La contemplación de esta maravilla del arte me hace olvidar todo lo demás… Mi pecho parece ensancharse y elevarse como el que, inundado por el espíritu de la profecía, veo ante mí, y algo me transporta a Delos y a los bosques de Licia, los lugares que gozaron la presencia del dios.
Observaciones:
Esta magnífica pieza arqueológica fue descubierta en 1489, en la Villa de Nerón de Anzio, y pasó a ser propiedad de de Giuliano della Rovere, antes de convertirse en el papa Julio II. La estatua permaneció, al parecer, en su jardín de los Santos Apóstoles, según ha demostrado Devorah Brown. Al ocupar el solio pontificio trasladó la escultura, en 1511, al llamado ‘Cortile Ottagono’ o del ‘Belvedere’ en el Vaticano, de ahí el nombre con el que se la conoce. En la actualidad se encuentra en el Museo Pio-Clementino (Vaticano). Al ser descubierta le faltaba la parte inferior del brazo derecho, siendo restaurada por Giovanni Ángelo de Montorsoli, un discípulo de Miguel Ángel. A partir de su incorporación a las colecciones vaticanas fue copiado por innumerables artistas y ha servido de inspiración a mucha creaciones escultóricas y pictóricas. Entre dichas copias destaca la realizada en bronce por el escultor de Mantua, Pier Jacopo Alari Bonacolsi, llamado ‘L’Antico’, para la colección de los Gonzaga.
Existe una excelente copia de la cabeza de este Apolo, realizada en época de Nerón en el Museo de Basilea.
Autor de la ficha:
Pilar González Serrano/ María Isabel Rodríguez López