Fuentes primarias:
Hesíodo, Teogonía, 190 y ss.; Himno Homérico a Afrodita; Apuleyo, El Asno de Oro; Ovidio, Metamorfosis, lX, 29-32; Lucrecio, De rerum natura, Liber Quintus, 705-710.
Descripción:
En una tabula policroma ejecutada en tapicería, se representa en el medallón central el nacimiento de Afrodita. La diosa surge de una concha o venera, como, según Plinio en su Historia Natural la pintó Apeles, transportada por dos tritones o, posiblemente, un tritón y una tritonisa que con una mano guían la concha hacia la orilla del mar, de un azul muy intenso, y con la otra sujetan un recipiente. A su vez, Venus, que se muestra desnuda, es asistida por dos amorcillos, uno de los cuales le ayuda a secarse el cabello retorciendo su larga melena (Anadyomene), produciéndose un sincretismo entre el nacimiento de la deidad y su aseo, tema muy difundido desde la época helenística. Rodeando el medallón central, una escena nilótica en la que putti desnudos evolucionan sobre pequeñas embarcaciones entretenidos en pescar y recoger flores del río, actividades que desarrollan entre peces, patos y flores de loto de rico colorido que contribuyen a crear una sensación de horror vacui en esas aguas tan fértiles representadas con un fondo azul.
La representación del nacimiento de Afrodita-Venus se popularizó en el mundo romano. El caso que nos ocupa tomaría como modelo prototipos romanos, difundidos a partir de relieves, pinturas y mosaicos entre otras manifestaciones artísticas, aunque fueron los de la musivaria los patrones más difundidos, quizás porque los cartones se adaptaban para reproducir en el telar, de ahí la relación entre este tejido y un mosaico del Museo de Susa, en Túnez, donde Venus sale de las aguas y se escurre sus cabellos, mientras a ambos lados dos amorcillos le asisten en su aseo. Este tema no fue del todo olvidado en el período medieval, sobre todo en los manuscritos miniados, pero fue a partir del Renacimiento cuando esta iconografía adquirió una importante repercusión, siendo una de las representaciones más conocidas la de Boticelli. Cabe citar aquí otras obras de la misma temática, como la pintura de Cornelio de Vos (1584-1651) del Museo del Prado, donde la diosa sale de las aguas secándose los cabellos, la de William Bougereau, fechada en 1879, con una diosa muy sensual, o la más ensoñadora de Odilon Redon.
En este tejido la diosa presenta una gran frescura en su ingenuidad, la expresividad y la desproporción de su figura, antitética a los modelos clásicos en que se inspiró. El paisaje nilótico que rodea la escena, muy del gusto en el mundo romano, aporta tintes exóticos como evocación de un país misterioso y mágico. Hay que señalar que la contaminación temática donde conviven motivos clásicos con otros de tradición egipcia no son ajenos a las manifestaciones del arte copto, más bien el sincretismo artístico será una de las notas más relevantes del arte de este período. Teniendo en cuenta el esquematismo con que se conciben las figuras y la carencia de modelado, se ha fechado este tejido en torno al siglo VI, aunque es una cronología establecida exclusivamente en base a criterios comparativos.
Observaciones:
Aunque las representaciones de Afrodita son habituales en los tejidos del Valle del Nilo, en éste es en el único caso donde se muestra el nacimiento de la diosa a la manera clásica.
París, Museo del Louvre. Inv. AF 5470.