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Objeto Digital 663
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Identificador:
 663
Nombre:
Helios
Dioses
Dioses Primigenios y Titanes:
 
Helios
Nombre:
 
Helios
Tema:
 
La caída de Faetón
Atributos iconográficos:
 
Carro solar
Autor:
 
Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564)
Escuela:
 
Italiana
Período/Cronología:
 
1533
Soporte y técnica:
 
Dibujo
Dimensiones:
 
41’3 x 23’4 cm.
Localización (Institución, Colección):
 
Windsor Castle, Royal Library
Fuentes primarias:
 
Ovidio, Metamorfois I, 745 y ss., II 1-399.
Descripción:
 
El mito de Faetón fue un tema habitual en la iconografía funeraria de los primeros siglos de nuestra era, tanto por sus implicaciones moralizantes como por la sutil evocación de lo efímero a través de la muerte del adolescente; si bien la imagen central fue siempre la caída del carro solar, los artistas interpretaron también otros episodios que sucedieron a la muerte del joven hijo de Helios, desde el caos cósmico generado por su audacia hasta las metamorfosis de sus hermanos narradas por Ovidio (Met. II 330-399). En esta versión miguelangelesca del mito, el artista incorpora también los citados episodios ovidianos pero centra la composición en la caída del carro; de hecho, Miguel Ángel subraya el sentido descendente mediante la verticalidad de la composición y gracias a una estructura piramidal que, al acumular mayor número de figuras en la base, presagia la inminente colisión del carro.
La composición se divide en tres grandes grupos que ocupan diferentes planos horizontales. En el vértice superior, se representa el plano celestial en el que aparece una única figura: Zeus-Júpiter cabalgando sobre el águila y blandiendo el rayo con su brazo derecho. La acusada torsión de Zeus, que se dispone a lanzar su rayo, focaliza el eje descendente que culmina en las aguas del Erídano. La muerte de Faetón y el consiguiente desplome del carro solar se produjeron debido a la acción de Zeus que, de este modo, terminaba con el incendio que había provocado la impericia del joven. Lejos de un anacronismo, el artista ha buscado una sucesión narrativa descendente de los diferentes episodios: Zeus lanza el rayo, Faetón abandona las riendas del carro y se desploma y, por último, se producen las escenas de luto por la muerte del joven.
En la parte inferior, en el plano humano, destaca la figura de Erídano, el río que recibe el cuerpo inerte del joven hijo de Helios. Miguel Ángel interpreta la iconografía fluvial clásica, personificando al río como un anciano recostado, de abundante barba y potente musculatura, que apoya su brazo derecho sobre un cántaro del que surge el caudal; la imagen se completa mediante otros dos cántaros, uno junto al brazo izquierdo del dios y otro, también manante, a sus pies, y mediante la figura de un joven porteador que evoca la imagen de Atlante. Erídano se muestra indiferente y ensimismado en la contemplación de su propio cauce; su figura, dispuesta horizontalmente, en paralelo al sutil reguero de agua, cierra formalmente la composición.
Junto a Erídano, en las riberas del río, tres mujeres desnudas expresan su desesperación alzando la mirada hacia el carro que se precipita desde lo alto; una de ellas extiende los brazos y corre hacia el río, mientras las otras dos se mesan los cabellos como señal de duelo. Miguel Ángel representa así a las Helíades, también hijas de Helios y Clímene y, por tanto, hermanas de Faetón, tras cuya muerte quedaron transformadas en álamos y sus lágrimas se transmutaron en ámbar. En el caso de las hermanas del joven, Miguel Ángel declina la representación de la metamorfosis narrada por Ovidio y tan sólo los elementos vegetales que rodean a la mujer a la izquierda del espectador sugieren la inmediata transformación. Entre las dos mujeres de la derecha, un cisne, que también alza su cabeza al cielo y extiende las alas lamentándose, alude a la culminación de la metamorfosis de Cicno. El anacronismo narrativo en la descripción del mito es evidente en este caso pues, si bien el carro aún no ha caído, la Helíades inician ya sus lamentos a orillas del Erídano e, incluso, se ha consumado ya la metamorfosis de Cicno; es pues evidente que el artista ha pretendido aunar todos los elementos del mito mediante una lectura cronológica descendente, apropiada al movimiento de declive que define el tema de la caída de Faetón y que define también la estructura compositiva.
Centra la escena el carro de Helios en plena caída, donde el artista ejecuta una serie de escorzos que son buena prueba de su maestría. Este magnífico plano intermedio, consecuencia del Zeus del plano superior y, al mismo tiempo, causa del duelo del plano inferior, centra la mirada del espectador y constituye el tema central de la composición. Faetón, como era tradicional en la iconografía de este episodio, cae de cabeza, muerto ya tras haber sido alcanzado por el rayo de Zeus; la pasividad del difunto Faetón contrasta con las forzadas posturas de los caballos que, desde su posición en el yugo, se resisten a la caída mientras luchan contra el empuje del carro; el contraste entre la dejadez de Faetón y la lucha de los animales resulta casi épico.
Observaciones:
 
La caída de Faetón forma parte de una serie de cuatro dibujos que Miguel Ángel regaló al joven Tommaso de Cavalieri, con quien mantenía una estrecha amistad desde 1532; completan esta serie El Castigo de Tityus, El Rapto de Ganímedes y una Bacanal. El original contiene una nota en la que el autor se ofrece a hacer una nueva versión si no es del gusto de su destinatario.
Royal Library: nº inv. RL 12766. Fotografía: The Royal Collection © 2010. Her Majesty Queen Elizabeth II.
Autor de la ficha:
 
Mª Amparo Arroyo de la Fuente
Objeto Digital 663
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