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Objeto Digital 657
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Identificador:
 657
Nombre:
Helios
Dioses
Dioses Primigenios y Titanes:
 
Helios
Nombre:
 
Helios
Tema:
 
Mosaico Cosmológico o Cosmogónico
Atributos iconográficos:
 
Carro, rayos solares, fusta
Autor:
 
Anónimo
Escuela:
 
Hispania, Emérita Augusta, Casa del Mitreo
Período/Cronología:
 
Roma imperial, incierta (Siglo II d.C.) ¿?
Soporte y técnica:
 
Mosaico polícromo. Teselas de vidrio, caliza y mármol
Dimensiones:
 
809 x 592 cm.
Localización (Institución, Colección):
 
Mérida, Casa del Mitreo, in situ
Fuentes primarias:
 
Hesíodo, Teogonía 133 y ss., 337 y ss.; Ovidio, Metamorfois II, 40-43.
Descripción:
 
El denominado mosaico cosmogónico de la Casa del Mitreo, en Mérida, representa una concepción plástica del Universo dividido en tres grandes segmentos: el cielo, la tierra y el mar. El autor ha recreado el Universo mismo a través de una serie de figuras en movimiento que evocan ríos, vientos, astros, estaciones... En la parte superior de este mosaico, integrado en la esfera celeste y junto a las personificaciones del Caos y el Tiempo, se representa el ciclo solar mediante dos figuras nombradas con sendos tituli: Oriens y Ocassus, el Sol naciente, que se eleva desde el horizonte oriental, y el Sol poniente, el ocaso. La cronología tardía de este mosaico, en torno al siglo II d.C. o posterior, puede explicar la confusión de elementos clásicos en esta representación cosmogónica del ciclo diurno.
La efigie de Oriens se corresponde iconográficamente con la figura del Helios griego que, en torno a los siglos II-III de nuestra era, se asimiló con otras divinidades solares orientales, como Mitra o Baal, y que recibió culto en Roma bajo el nombre de Sol Invictus. Esta confusión iconográfica e iconológica se manifestó también en las acuñaciones monetarias de los siglos II y III d.C., donde la iconografía helíaca ilustraba leyendas relativas a ORIENS.
La efigie solar representada en el mosaico emeritense se identifica con el dios Helios, el encargado de recorrer la bóveda celeste, de oriente a occidente, para finalizar su periplo en Océano. Así pues, este Oriens es un joven imberbe que luce una túnica larga y un manto rojo sobre los hombros. Conduce una cuadriga tirada por cuatro caballos blancos, de los que sólo pueden distinguirse actualmente las cabezas; en su mano derecha sostiene una fusta o látigo para dirigir el carro y con la izquierda, probablemente, sujetaría las riendas. La cabeza del dios aparece orlada por un halo luminoso del que irradian los rayos solares que el artista ha realzado con teselas doradas para dar verosimilitud a la luminosidad emitida por el astro. El halo simula un elemento casi ajeno al dios, que podría desprenderse de él a la manera narrada por Ovidio (Met. II, 40-43).
Pero esta efigie helíaca no simboliza, como era habitual, el ciclo diurno completo, ya que, en el conjunto de esta escena cosmogónica, este ciclo se muestra a través de una llamativa dualidad. Frente al Sol naciente, Oriens, el Sol poniente también es individualizado y personificado, en este caso, mediante una mujer que dirige un carro de dos caballos y cuya iconografía se inspira en una de las hermanas de Helios, Selene. Ocassus es una mujer de torso desnudo que luce una media luna en torno a su cabeza; este creciente lunar está realizado también con teselas doradas, de modo que se establece una relación visual entre las dos figuras. El autor ha distinguido en esta particular representación del ciclo diurno la luminosidad del sol del amanecer de la decadencia del ocaso, asimilando éste último a la noche y representándolo como el astro nocturno que, además, mira a su espalda estableciendo una nueva relación visual con Oriens.
La Casa del Mitreo toma su nombre del cercano centro de culto mitraico, así como de ciertas habitaciones subterráneas que sugieren la devoción de los dueños de esta domus por la citada divinidad oriental. El tema cosmogónico mostrado en esta importante estancia de la casa remite también al pensamiento teogónico mitraico. En este sentido, la representación de este ciclo solar no puede ser circunstancial y, además, anuncia las múltiples transformaciones iconológicas que la divinidad solar experimentaría a lo largo de los siglos finales del Imperio romano.
Observaciones:
 
Descubierto en 1966 por E. García Sandoval. La cronología de este edificio, así como del mosaico cosmogónico, ha generado un encendido debate.
Autor de la ficha:
 
Mª Amparo Arroyo de la Fuente
Objeto Digital 657
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