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Objeto Digital 651
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Identificador:
 651
Nombre:
Hermes/Mercurio
Dioses
Dioses Olimpicos:
 
Hermes/Mercurio
Nombre:
 
Hermes/Mercurio
Tema:
 
Tarot de Mantegna
Atributos iconográficos:
 
Pétasos y botas alados, caduceo, clámide, gallo
Autor:
 
Francesco del Cossa (1436-1477) ¿?
Escuela:
 
Ferrara
Período/Cronología:
 
1460-5 (Primera impresión de la baraja)
Soporte y técnica:
 
Grabado
Fuentes primarias:
 
Hermes Trismegisto. Corpus Hermeticum; Cicerón, De natura Deorum, III, 22.
Descripción:
 
La figura de Mercurio en el denominado Tarot de Mantegna responde a la personificación del planeta del mismo nombre. La ordenación de esta baraja se divide en cinco series, de diez cartas cada una, compuestas todas ellas por emblemas y alegorías. La disposición de los naipes sugiere un ascenso a través de las diferentes series, ya que todas las cartas se ordenan de menor a mayor relevancia en lo que al emblema se refiere. Los naipes que culminan la baraja (Octava Sphera, Primo Movil, Prima Causa) aluden a un ascenso desde lo material hasta el mundo de lo abstracto, de las ideas, es decir, que la baraja en sí misma constituye un ejercicio de reflexión filosófica de cariz neoplatónico.
El denominado Tarot de Mantegna se inscribe, por tanto, en el ambiente neoplatónico de las cortes italianas de mediados del siglo XV. En torno a las mismas fechas de publicación de esta baraja, fue llevado a Florencia, por orden de Cosme de Médici, el Corpus Hermeticum, compendio de textos neoplatónicos escritos en torno a los siglos II-III de nuestra era que, por un error de datación, se atribuyeron a un sabio egipcio contemporáneo de Moisés, Hermes Trismegisto. La traducción que de este Corpus llevó a cabo Marsilio Ficino (1433-1499) generaría una nueva corriente de pensamiento neoplatónico que recibió el nombre de hermetismo. En estos textos, la ascensión hacia la idea divina se alcanzaba mediante una evolución a través de ocho esferas diferentes, siendo la última denominada naturaleza ogdoática y considerada la más alta perfección del hombre. Un texto contenido en el Poimandres evoca el ascenso desarrollado en el Tarot de Mantegna –hasta alcanzar la Octava Sphera– describiendo el abandono de los bienes materiales y el ejercicio de las virtudes hasta alcanzar “su propia potencia” (Corpus Hermeticum. Poimandres, 24-26).
El dios está personificado por un joven, de larga cabellera, que se cubre con una clámide, un pétasos alado y unas altas botas, prototipo de la moda renacentista, a las que se han añadido unas alas. La iconografía, por tanto, se ajusta a la representación tradicional del Hermes-Mercurio, mensajero y heraldo de los dioses. Su principal distintivo iconográfico, no obstante, ha sufrido una importante transformación: el caduceo tradicional, una vara alada con dos serpientes enroscadas, carece ahora de las alas y los ofidios se han convertido en dos dragones que entrelazan sus colas en la vara y enfrentan sus cabezas en la parte superior. El sentido ctónico relacionado con el renacimiento a la nueva vida que tuvieron las serpientes en la antigüedad se diluyó a lo largo de la Edad Media, permaneciendo su relación con la magia. El domino sobre las serpientes implicaba un poder mágico; el dragón, animal fantástico estrechamente relacionado con los reptiles, simbolizaba “algo terrible a lo que vencer” (CIRLOT, J.E. 2007: 180) y, por tanto, su dominio en este caduceo se convierte en un emblema del poder mágico del dios.
Junto a estos atributos tradicionales, a los pies de Mercurio, se ha representado un gallo, símbolo solar pero también emblema de la vigilancia, de la actividad y de la vida tras la muerte ya desde época clásica, que hace alusión a la capacidad de Mercurio como psicopompo, guía de las almas en su camino hacia el Más Allá, en este caso, guía del espíritu en su ascenso a través de las esferas.
Por último, Mercurio sujeta y toca un aerófono de caña con su mano izquierda. Este aerófono puede ser interpretado, aunque la iconografía no es exacta, como una referencia a la siringa, instrumento musical inventado por el dios y entregado posteriormente a Apolo. La relevancia de este elemento en esta escena radica en su calidad de distintivo iconográfico, así como también en la referencia al Hermes Argifontes, ya que, entre los pies del dios, se ha representado la cabeza del servidor de Hera a quien Hermes, según ciertas versiones, durmió gracias a la música de la siringa. La identificación de la cabeza cortada del gigante arcadio es indudable ya que, el artista, conocedor del mito, ha dibujado múltiples ojos distribuidos por toda su cara; este detalle se aprecia mejor en la primera edición de 1460-65 (Véase detalle). Esta referencia al Hermes Argifontes remite de nuevo al nacimiento del pensamiento hermético, ya que, según Cicerón, Hermes-Thoth, que sería identificado con Trismegisto, fue el encargado de asesinar al gigante: “Mercurios hubo varios: [...]; del quinto [...] dicen que mató a Argos, y que por esta causa huyó a Egipto y enseñó a los egipcios las leyes y las letras. A este llaman los egipcios Thoth...”. (Cicerón, De nat. Deo. III, 22).
Esta carta, por tanto, si bien constituye una muestra de la evolución iconográfica del tipo clásico del Hermes-Mercurio, desde el punto de vista iconológico, anuncia ya la complejidad semántica de esta divinidad que el hermetismo convertiría en el sabio Trismegisto.
Observaciones:
 
Esta baraja se viene denominando tradicionalmente Tarot de Mantegna, sin embargo, últimos estudios parecen demostrar que no fue realizada por el genial pintor del Quattrocento sino, probablemente, por Francesco del Cossa (1436-1477) o por alguno de sus alumnos de la Escuela de Ferrara. En sentido estricto, no es tampoco una baraja de tarot; difiere de otras creaciones coetáneas, como el Tarot Visconti-Sforza (Milán, 1450), en la distribución de los denominados arcanos; en el tarot tradicional, los naipes se dividen entre los arcanos mayores, que constituyen diversas alegorías y emblemas, y los arcanos menores, que forman una baraja con los palos tradicionales. En cualquier caso, estas primitivas barajas de tarot no se emplearon con fines adivinatorios, sino que eran utilizadas para el denominado ludus triomphorum (Juego de los Triunfos) y no fueron sino un exponente del ocio cortesano de la alta sociedad renacentista.
Existen diferentes versiones del Tarot de Mantegna: la primera, publicada en torno a 1460-1465 son grabados monocromos, atribuidos a Francesco del Cossa o a alguno de sus alumnos; la segunda, impresa ya a color, se publica en torno al año 1480; existe, además, una versión realizada por Durero entre los años 1495-1505 y otra ejecutada por Johann Ladenspelder en 1550. Se conservan diversos ejemplares originales de estas barajas en varias bibliotecas.
La reproducción incluida en esta ficha se corresponde con la edición de Lo Scarabeo (Italia, 2000), exceptuando el pequeño detalle procedente de la edición original de 1460.
Autor de la ficha:
 
Mª Amparo Arroyo de la Fuente
Objeto Digital 651
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