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Objeto Digital 649
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Identificador:
 649
Nombre:
Hermes/Mercurio
Dioses
Dioses Olimpicos:
 
Hermes/Mercurio
Nombre:
 
Hermes/Mercurio
Atributos iconográficos:
 
Caduceo, alas, gallo, carnero, tortuga
Autor:
 
Anónimo
Escuela:
 
Galia
Período/Cronología:
 
Finales del siglo II d.C. – Principios del siglo III d.C.
Soporte y técnica:
 
Copa de plata repujada
Localización (Institución, Colección):
 
París, Biblioteca Nacional (Gabinete de Medallas)
Descripción:
 
El fondo de esta copa, circundado de una orla de delicada decoración vegetal, muestra una figura de Mercurio rodeada de una serie de atributos iconográficos. El dios, desnudo y sentado con las piernas cruzadas, gira su cabeza, adornada con dos alas, hacia la derecha. La mano izquierda descansa sobre la rodilla mientras con la derecha sujeta, por la parte superior, un caduceo alado que ocupa todo un lateral del tondo decorativo. Pero al margen de estos distintivos tradicionales, en torno de la figura central se han dispuesto otros que hacen referencia a algunas de las atribuciones específicas de la divinidad. Por debajo del dios, se muestra a un pequeño carnero que evoca las imágenes de Hermes Crióforo; junto a las piernas del dios, a su izquierda, se ha representado una pequeña tortuga, alusión a la invención de la lira. Por último, a la izquierda del tondo, sobre un pequeño altar, aparece un gallo.
Desde un punto de vista simbólico, por la simple observación de sus costumbres, el gallo fue considerado un emblema solar que anunciaba el nuevo día y, por tanto, se relacionaba con Apolo; se le atribuían también capacidades curativas y era sacrificado a Asclepios. Su relación con Hermes se fundamenta en que fue también considerado símbolo de la vigilancia y de la actividad, actitudes relacionadas con el heraldo de los dioses; pero el vínculo principal de este animal con el dios fue su carácter psicopompo. Al igual que anunciaba el nuevo día, se suponía que el gallo proclamaba también el renacimiento a la nueva vida y, por tanto, guiaba con su canto las almas al Más Allá. En el pensamiento cristiano, el gallo continuaría teniendo una gran relevancia, especialmente como emblema de Pedro (San Mateo 26, 34: “Jesús le dijo: Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces”); no obstante, sería considerado también símbolo de la resurrección, herencia de la vinculación del animal con el Hermes psicopompo.
Esta pieza constituye una síntesis de las atribuciones de Hermes. Es habitual en estas obras de orfebrería la inclusión de abarrocados conjuntos de figuras llenando el espacio decorativo. En este caso, la acumulación de símbolos presenta a un Hermes identificado como heraldo, con las alas sobre la cabeza y el caduceo también alado que, junto con el gallo, hace referencia a su labor como psicopompo; el carnero destaca sus capacidades como divinidad protectora del ámbito rural; y, por último, la tortuga remite a Hermes como dios de la inventiva y la inteligencia, así como también subraya su relación con la música. Se puede concluir, por tanto, que esta imagen es casi una representación Panthea que, si bien no aúna los símbolos de varias divinidades, constituye un compendio de todas las atribuciones del Hermes Politropos.
Observaciones:
 
Esta copa procede del denominado Tesoro de Berthouville, compuesto por más de noventa piezas entre jarras, copas, cuencos y un phiale para libaciones, a las que se suman tres figuras, también en plata, dos de ellas representando al dios Mercurio; además, varias de estas piezas están dedicadas a este dios o desarrollan temas relacionados con él. En concreto, esta copa fue dedicada a Mercurio por Lucia Lupula. La cuidada técnica y la elaborada ejecución de las piezas recuerda otras obras similares de la orfebrería romana, como el denominado Tesoro de Boscoreale (Museo del Louvre).
El Tesoro de Berthouville fue hallado en esta localidad, al norte de Francia, de forma casual, en 1830. Constituye un tesoro de ocultación datado en torno al siglo III d.C., cuando aumentaron los ataques de los bárbaros. Las excavaciones realizadas en la zona tras el hallazgo, en 1861 y 1986, han revelado la existencia de un santuario cercano al que pudieron pertenecer estos objetos dedicados.
Autor de la ficha:
 
Mª Amparo Arroyo de la Fuente
Objeto Digital 649
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