Localización (Institución, Colección):
San Petersburgo, Museo Ermitage
Descripción:
Esta obra ilustra el relato del Himno Homérico acerca de la invención de la lira. Hermes está sentado, con las piernas cruzadas, en una actitud relajada y pensativa; su mano izquierda reposa sobre la pierna, mientras sujeta con la derecha a una pequeña tortuga. La representación hace referencia al relato citado, aunque se produce una anacronía ya que, según el Himno, el dios Hermes encontró la tortuga al día siguiente de su nacimiento, siendo aún un infante, mientras que la escultura representa a un joven efebo acorde con la iconografía habitual del dios en el siglo I d.C.
La imagen, no obstante, evoca las palabras del poeta mientras describe el momento en el que Hermes concibe la idea de utilizar la concha de la tortuga para elaborar el instrumento musical, simulando un diálogo ficticio del dios con el animal: “Salve, criatura amable por naturaleza, reguladora de la danza, compañera del festín, que tan grata me has aparecido:¿de dónde vienes, hermoso juguete, pintada concha, tortuga que vives en la montaña?. Pero te tomaré y llevaré a mi morada, y me serás útil y no te desdeñaré; y me servirás a mi antes que a nadie [...] cuando hayas muerto, cantarás muy bellamente” (Himno Homérico a Hermes, 30 y ss.). La mano izquierda del dios, dañada, parece sugerir un gesto de declamación, con el índice extendido, lo que evoca todavía con mayor viveza las palabras que el dios dirige al pequeño animal en el Himno. Es posible también que sujetase un caduceo, hoy perdido, con su mano izquierda.
Hermes es identificable por diferentes atributos iconográficos: el pétasos alado y la túnica corta o clámide, echada sobre uno de sus hombros. La tortuga puede considerarse también en sí misma un atributo iconográfico, haciendo referencia al episodio citado. Esta imagen no alude a las atribuciones del dios como heraldo, sino que más bien manifiesta al carácter de Hermes como divinidad representativa del ingenio y de la inventiva de los que dió muestras nada más nacer; se relaciona, por tanto, con Hermes entendido como divinidad de la inteligencia resolutiva y emocional.
Asimismo, la obra sugiere la vinculación del dios con la música, aludiendo a la invención de la lira. Hermes también fue considerado el hacedor de la siringa; aunque ambos instrumentos le serían entregados a Apolo, Hermes fue tenido por el creador de los mismos y, según el Himno Homérico, fue un excelente intérprete que, además, conocía y empleaba el sentido órfico de la música: “Pero fácilmente apaciguó al hijo de la gloriosa Leto, al que hiere de lejos, de la manera que quiso, aunque este último era robusto, tomando la tortuga con la mano izquierda, la probó con el plectro parte por parte, resonó aquella fuertemente debajo de la mano, y Febo Aoplo sonrió gozoso, pues el grato sonido de la voz divina había penetrado en su mente y un dulce deseo se apoderaba de su ánimo al escucharla” (Himno Homérico a Hermes, 415 y ss.).